El síndrome del impostor es una sensación de inseguridad relacionada con lo que hayas logrado a nivel formativo o a nivel laboral. Las personas que lo sufren tienen la percepción de que no merecen el trabajo que tienen y sienten que están engañando a sus compañeros de trabajo.
A menudo el síndrome del impostor te hace pensar que estás engañando a tus compañeros de trabajo para que crean que eres bueno en lo que haces cuando en realidad no es así, por lo que te sientes como un fraude o un impostor.
Normalmente, este síndrome lo suelen sufrir las personas que tienen mayores competencias y habilidades, con el temor de que se demuestre que no merecen el reconocimiento que reciben.
La pregunta es, ¿por qué una persona tan brillante se considera a sí misma como una impostora?
Aunque cualquier persona puede experimentar este síndrome, lo cierto es que es más probable que lo sufran aquellos que tengan cargos de mayor responsabilidad y, a menudo, personas con una gran carrera profesional detrás.
Tal y como explican Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot en “El síndrome de la impostora”, contra mayor sea el éxito de las personas, más dudas tendrán sobre aquello que han conseguido.
¿Cómo se manifiesta el síndrome del impostor?
Las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes, fueron las primeras en describir este síndrome y, de acuerdo con el estudio que realizaron en 1978, al menos 7 de cada 10 personas lo sufren alguna vez, siendo más frecuente en mujeres que hombres.
Aunque la mayoría de las personas lo experimenten de forma ligeramente distinta, lo cierto es que tienen características comunes, entre las que se incluyen las siguientes:
- Baja autoestima
- Sentir que no mereces tu éxito y sabotearlo de manera inconsciente
- Sentir miedo al fracaso
- Dudar de uno mismo
- Atribuir tu éxito a la suerte
- No ser capaz de evaluar tus propias habilidades y competencias
El ciclo del impostor
Si hablamos de cómo se manifiesta el síndrome del impostor, es importante hablar del ciclo del impostor. Este síndrome suele tener naturaleza circular, ya que se alimenta de miedos e inseguridades y así lo explica la Dra. Pauline Rose Clance, que publicó en 1985 la primera escala para medir el síndrome del impostor, llamada «La Escala del Impostor de Clance».
En esta escala se mide el síndrome en seis niveles:
- El ciclo del impostor
- La necesidad de ser especial o el mejor
- Características de superhombre o supermujer
- Miedo al fracaso
- Negar las capacidades propias o restarles importancia a los elogios
- Sentir miedo y culpa por el éxito
¿Cómo afecta el síndrome del impostor a la búsqueda de empleo?
Recientemente, hemos hablado en nuestras redes sociales sobre el fracaso en la búsqueda de empleo.
Y lo cierto es que el síndrome del impostor imposibilita optar a ciertos puestos de trabajo o a merecidos ascensos, ya que las personas que lo sufren sienten que no lo merecen. Por lo tanto, hablamos de un problema que, tal y como explica la psicóloga Elizabeth Cox, “ataca el talento y merma las oportunidades.”
¿Cómo reconocer y superar el síndrome del impostor?
La autora Valerie Young en su libro “The secret thoughts of successful woman” determinó cinco categorías para clasificar a las personas que sufren el síndrome del impostor, lo que te puede permitir identificar si tú también lo sufres.
- El perfeccionista. Aquellas personas que tienen sus expectativas tan altas que, si no las alcanzan o lo hacen al 99%, se sentirán inseguros y lo considerarán un fracaso.
- El superhombre o la supermujer. Este concepto hace referencia a aquellas personas que necesitan trabajar el doble de lo necesario para cubrir sus inseguridades. Suelen necesitar una validación externa para sentir que han realizado bien su trabajo.
- El genio natural. De la misma manera que los perfeccionistas, los “genios” se ponen las expectativas muy altas, pero la diferencia es que solo confían en su talento natural para conseguirlas. Es decir, si necesitan trabajar mucho para conseguir algo, sienten que no tienen talento o que su talento no es suficiente para ese trabajo.
- El experto. Estas personas tienen miedo a ser expuestos y no dar la talla, es decir, si les preguntan algo que no saben responder, se sienten un fraude y trabajarán en adquirir conocimientos continuamente para no volver a pasar por eso.
Trabajar en la autoestima es una buena manera de tratar el síndrome del impostor. Este síndrome te hace sentir que no eres bueno en tu trabajo, por lo que normalmente se trata de un miedo que dista con la realidad. Una de las mejores maneras de combatirlo es separar ese miedo de los hechos.
Por otro lado, teniendo en cuenta que este síndrome suele aislar a la persona, compartir tus sentimientos es otra manera de trabajar en él y tratar de combatirlo.
A menudo esto no es un trabajo sencillo, por lo que la mejor opción es ponerse en manos de expertos.
